Son leyendas en sus instituciones: Carlos Campos, sinónimo de gol y potencia en Ballet Azul, frente a frente con Leopoldo Vallejos, la pared que dejaba con depre a los atacantes rivales cuando se vestía de Caballero Cruzado al arco.
Durante la inauguración del estadio de Puente Alto, en la que estuvo el alcalde Manuel José Ossandón, el Polo y el Tanque, que son amigotes, recordaron los viejos tiempos y hasta se mandaron sus trucos con la pelota, tirándose penales e intercambiando marcapasos. Claro, porque la camiseta sigue siendo sagrada para estos cracks.
Eran otros tiempos. Sir Paul era apenas un chascón bueno para los pitos, el hombre quería llegar a la Luna, alguien se le ocurría que en el futuro un nuevo sistema, llamado Transantiago, solucionaría el hambre del mundo y los clásicos universitarios eran un suceso social: El Nacional lleno hasta las banderas, carnavales y las dos universidades en el pasto.
Vallejos y Campos coincidieron en 7 ocasiones en un clásico entre 1964 y 1969. El Tanque le embocó 4 pepas, mientras el Polo logró mantener 3 veces la red invicta.
"Este viejo malo igual me hacía goles y cuando él los hacía, más me dolía", recordó el pirulo Vallejos. El tanque reconoció que era medio tronqueli: "Yo fui siempre muy discutido, decían que no tenía condiciones, pero me las arreglé para hacer goles con puro esfuerzo, igual que la gente de acá de Puente Alto, que es esforzada y trabajadora", hizo un lujito para la galería durante la inauguración.
Además de recordar historias, los dos gladiadores se fueron a duelo con la pelotita, pero en los pronósticos se arreglaron a lo amigo: El Polo vaticinó un empate 1-1 y que el Milo sería la figura del partido, mientras que el Tanque se la jugó con una igualdad pelada y postuló a Seymour como figura del choque.
El sheriff de Puente Alto, que les hizo un queque a las dos leyendas, oró al Pulento: "Esperemos que el clásico sea una fiesta para la familia, así ganamos todos".
fuente: lacuarta.cl
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